Mario CASTELLANOS ALCAZAR.Oaxaca con 13 mil casos confirmados del COVID- 19 y mil 235 muertes, en pleno auge, sin insumos, material de curación, medicamentos, laboratorios, equipo de protección a los trabajadores de la salud y carencia de infraestructura hospitalaria, a partir de hoy pasa de semáforo naranja a amarillo, lo que equivale a pandemia moderada, sin mayor explicación, que convenza a los oaxaqueños del porque dicha disposición del gobierno federal y estatal.
Oaxaca no queda exento, ni los casos van disminuyendo, luego de la fatal crisis, por citar, el hospital “Macedonio Benítez” de Juchitán de Zaragoza, en donde, de los 385 trabajadores de la salud, 170 resultaron positivos al COVID-19, más el personal vulnerable que se fue a sus casas, se quedó con 95 trabajadores, por lo que no está operando a su capacidad, así, están los nosocomios de Salina Cruz, Pochutla, Nochixtlán, Loma Bonita, Huajuapan de León, el Hospital “Aurelio Valdivieso” y el de Especialidades de la capital oaxaqueña.
La situación sigue siendo critica, no solo en Oaxaca, sino a nivel nacional, sin embargo, la semaforización sigue siendo un instrumento político, convencional, utilizado por los gobiernos, el federal y estatales para distraer a la gente y al mismo tiempo bajar los ánimos exacerbados de los mexicanos y particularmente de los oaxaqueños, en estos momentos de angustia y de crisis ante el crecimiento de los contagios y muertes por la pandemia.
Al igual que en Oaxaca, los gobiernos de diez entidades, que pasaron de semáforo naranja a amarillo, se pavonean, manifestando que todo va muy bien. Ya no tienen argumentos, ni estrategias para mitigar los efectos de la pandemia, que dio el primer caso el 28 de febrero del presente año a nivel nacional.
Y de esta fecha, hasta la actualidad, han sucedido una serie de declaraciones y polémicas entre el presidente López Obrador y los gobernantes estatales, así, también, de la Secretaría de Salud del Ejecutivo Federal Y los sectores de la sociedad mexicana, en cuanto a la falta de infraestructura hospitalaria, de insumos, medicamentos, equipos de laboratorio, equipos de protección, camas, respiradores y todo lo relacionado con el combate de dicha pandemia.
El semáforo, que cambia de color repentinamente es a consideración de las circunstancias de la vida política, económica y social de las entidades de la República Mexicana para amortiguar la irresponsabilidad de los gobiernos con el fin de amainar la repulsa ciudadana, que ya no cree en los resultados, los datos e información oficial del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, quien ciertamente ya perdió su credibilidad.
Basta recordar que nueve gobernadores del PAN y el PRI, que integran la Alianza Federalista, ya pidieron la destitución de López Gatell, porque perdió el control en el manejo de los datos e información, así, como las medidas de prevención y curación de la pandemia, ante el crecimiento incesante de los contagios- 591 mil 712 casos confirmados y 63 mil 819 muertos, que pesan sobre la indolencia de los gobiernos en turno, sino de manera directa, pero sí, por su insidia y falta de capacidad de la infraestructura hospitalaria, que bien puede superarse, pero no es así, por la misma corrupción que existe en el sistema de salud, principalmente en Oaxaca.
Veamos las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador. En febrero del presente año: “tenemos capacidad para enfrentar esta situación”. No es algo fatal, ni terrible, ni siquiera, es equivalente a la influenza”.
El 4 de marzo ya había 5 casos diagnosticados. El presidente Obrador, contradijo a López Gatell, manifestando, “miren, lo del coronavirus, eso de que no se puede uno abrazar ni saludarse de beso, según Gatell, el presidente manifestó, hay que abrazarse, no pasa nada”. Continuaba con sus giras, abrazaba y saludaba de mano a la gente que lo recibía.
Del 15 al 17 de marzo dijo: “si los extranjeros se quedan atrapados en México, aquí los cuidamos, sean del país que sean, esto es fraternidad universal”. Tenía mucha fe en sacar a México de la Pandemia, entonces el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) ya denunciaba la falta de insumos.
El 18 de marzo del presente año, Obrador, hizo alarde de los escudos protectores: tréboles, amuletos y estampas, que saco de su cartera. “Se refirió al escudo protector o detente, y dijo, que este es la honestidad, eso protege, el no permitir la corrupción, esto me lo dio la gente”.
El 22 de marzo invitó a los mexicanos a seguir saliendo a las calles- si pueden, lleven a la familia a comer a los restaurantes o a las fondas, pues esto fortalece a la economía de México.
En abril, dijo que México había domado a la pandemia y que el día 19 de este mismo mes saldríamos de la emergencia pandémica. El 2 de abril inició la fase dos con mil 510 contagios y 50 muertos. Obrador declaró: vamos a salir fortalecidos porque la pandemia nos cayó como el anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación de México.
En fin, declaraciones, son muchas- y lo cierto, que la gente empezó a dudar del porqué, el alto índice de contagios, imparables, por lo que el gobierno federal y los estatales empezaron a tomar sus propia decisiones- y al no ponerse de acuerdo, surgió el grupo opositor, integrado a la Alianza Federalista- gobernadores del PAN y el PRI, en contra de los métodos y procedimientos en el manejo epidemiológico de la pandemia, pero también pidieron a gritos mayor presupuesto para enfrentar la crisis del padecimiento.
Hasta hoy, la situación se agudizó, porque tomó otro sesgo político electoral, entre el gobierno federal y sus opositores, es decir, los conservadores, que todo politizaron para llevar agua a su molino, ante el proceso electoral 2020- 2021 para elegir 15 gubernaturas, diputados y presidentes municipales.
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